Las convulsiones económicas provocadas por la pandemia de COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania han puesto de manifiesto la inconsistencia de las cadenas de suministro de determinadas materias primas, y esta crisis estructural de la llamada “globalización” está en el origen del desabastecimiento de numerosos productos básicos para la industria europea y en un alza de la inflación muy perjudicial para la economía de la UE. Esta situación ha puesto de relieve, simultáneamente, la necesidad de diversificar y potenciar el tejido industrial, sobre todo en países que -como España- dependen en alto grado del sector servicios y el turismo, los cuales se han mostrado extremadamente vulnerables ante las contingencias vividas estos últimos años.
La minería y sus productos -las materias primas minerales- juegan un papel esencial como proveedoras de sectores tan importantes como la metalurgia y la siderurgia, la automoción, la electrónica, la química, la industria farmacéutica y de la salud, la generación, transporte y almacenamiento de energía, el papel, el cemento, los materiales de construcción, la agricultura y ganadería, la alimentación en algunos de sus procesos, la industria textil y la protección del medio ambiente. Ya en julio de 2008 el Comité Económico y Social de la UE reconocía que el 70% de la industria europea dependía directa o indirectamente de las materias primas minerales, por lo que éstas resultaban imprescindibles para asegurar el funcionamiento de los sectores de actividad esenciales para cubrir las necesidades básicas de los ciudadanos.
Paralelamente, durante los últimos años la Comisión Europea ha liderado diversas iniciativas vinculadas a la estrategia de neutralidad climática que están incidiendo directamente en el desarrollo y planificación de la mayoría de los sectores económicos, incluyendo la industria extractiva.
En 2019, la Comisión publicaba el Pacto Verde Europeo para la Unión Europea y sus Ciudadanos (EU Green Deal) en el que se estableció la Hoja de Ruta de la UE hacia la neutralidad climática en 2050 y se aumentaron los objetivos de reducción de CO2 para 2030. Este compromiso fue recogido en España mediante la Declaración de Emergencia Climática y Ambiental del Consejo de Ministros de 21 de enero de 2020.
También en 2020, la Comisión Europea aprobó otra Comunicación: Resiliencia de las materias primas fundamentales: trazando el camino hacia un mayor grado de seguridad y sostenibilidad, que constituye un paso más en el desarrollo de la Iniciativa de las Materias Primas publicada con el objetivo de asegurar el suministro de las materias primas necesarias para las cadenas industriales de valor y el bienestar de los ciudadanos. Se buscaba con ello impulsar la transición verde y digital, reforzar la resiliencia y potenciar la autonomía de la UE en tecnologías estratégicas proponiendo, entre otras medidas, reducir la dependencia de materias primas a través del uso circular de los recursos, los productos sostenibles y la innovación, fortalecer el abastecimiento interior y diversificar el abastecimiento desde terceros países y eliminar las distorsiones al comercio internacional.
Una de las acciones prioritarias ha sido precisamente la de establecer una lista de Materias Primas Fundamentales (MPF) para la UE que se ha ido actualizando cada tres años. De las 30 MPF declaradas en 2020, tan sólo dos de ellas (Hafnio y Estroncio) cuentan con proveedores importantes dentro de la UE, en tanto que China resulta ser el principal proveedor mundial del 66% del total de MPF, incluyendo todas las tierras raras, el magnesio, el wolframio, el antimonio, el galio y el germanio. En este contexto, el principal problema es la falta de un acceso seguro y sostenible, lo que expone a la UE a peligrosos riesgos : vulnerabilidad geopolítica, efectos medioambientales y sociales adversos, alteraciones en las cadenas de suministro industrial, precios elevados o volátiles que retrasen la transición ecológica y la energética, o la instrumentalización del poder de mercado en las industrias transformadoras por parte de los proveedores dominantes.
A inicios de 2022, la Comisión Europea publicaba los Principios de la UE para unas materias primas sostenibles, estableciendo unas directrices que servirán de ayuda para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 formulada por la ONU. En España, el Consejo de Ministros aprobaba el 30 de agosto de 2022 la Hoja de Ruta para la gestión sostenible de las materias primas minerales con la finalidad de dotar a nuestro país de una mayor autonomía basada en una actividad extractiva más sostenible, circular, segura y eficiente, mejorando la competitividad de sus empresas y colaborando activamente para alcanzar los objetivos de la transición energética, la neutralidad climática y el reto demográfico. Entre las medidas vinculadas a instrumentos regulatorios, la Hoja de Ruta incluye una mejora del marco normativo y su cumplimiento.
Un último y trascendental hito es la propuesta de Reglamento Europeo sobre Materias Primas Críticas (Critical Raw Materials Act) hecha pública por la Comisión el 16 de marzo de 2023 y que supone, a la postre, una apuesta sin precedentes de las instituciones europeas para establecer un marco regulatorio sobre las materias primas minerales que será de aplicación directa en todos los Estados miembros con preferencia sobre las legislaciones nacionales.
El objetivo del nuevo Reglamento -que se pretende sea aprobado durante la presidencia española del Consejo- es dotar a la UE de las herramientas necesarias para garantizar un suministro seguro y sostenible de MPF. Para ello deberá:
- Establecer una lista de materias primas “estratégicas”, que son cruciales para las políticas ambientales y la transformación digital de Europa, además de sus aplicaciones en defensa y espacio. La diversificación del suministro a la UE de aquí a 2030 exigirá que al menos el 10% del consumo anual de la UE proceda de la extracción dentro de sus fronteras, un 40% de la transformación y al menos un 15% del reciclado, y que no más del 65% del consumo anual de la UE de cada materia prima estratégica en cualquier fase pertinente de la transformación proceda de un solo tercer país.
- Crear cadenas de suministro seguras para las MPF, reduciendo la carga administrativa y simplificando los procedimientos de concesión de permisos para proyectos relacionados con las mismas.
- Invertir en investigación, innovación y capacidades, reforzando la adopción e implantación de tecnologías de vanguardia.
- Proteger el medio ambiente mejorando la circularidad y la sostenibilidad de las MPF, mitigando los impactos negativos, tanto dentro de la UE como en terceros países, en lo que respecta a los derechos laborales, derechos humanos y protección del medio ambiente.
Este empeño de las instituciones europeas demuestra que la minería constituye actualmente un sector estratégico para el tránsito hacia ese nuevo modelo de economía sostenible de que pretendemos dotarnos, basado en la descarbonización, la neutralidad climática y la digitalización, y aunque son muchas las dudas que plantea el futuro Reglamento -sobre todo, por su ámbito material de aplicación tan restringido- representa una excelente oportunidad para la modernización de las legislaciones sectoriales nacionales y su adaptación a una realidad social y económica que se ha visto muy transformada en los últimos años.
Luis López Fraile, abogado del Área de Derecho Administrativo de Gaona, Palacios y Rozados Abogados, despacho asociado a Roca Junyent.